Un estudio de la Universidad Estatal de Carolina del Norte sugiere que la incorporación de una luz blanca adicional en los semáforos, diseñada para vehículos autónomos (AV), podría mejorar significativamente los tiempos de tránsito en intersecciones con alta congestión.
¿Cómo funcionaría?
El sistema propuesto añadiría una luz blanca al diseño tradicional de los semáforos, que se activaría cuando se detectara un número suficiente de vehículos autónomos en la vía. Esta luz indicaría a los conductores humanos que los vehículos autónomos han asumido el control del tráfico mediante comunicación inalámbrica. Durante esta «fase blanca», los conductores humanos solo tendrían que seguir al vehículo que les precede, facilitando una circulación más fluida.
La implementación de este sistema requiere que los vehículos autónomos se comuniquen entre sí y con la infraestructura de tráfico. Aunque el color de la luz blanca es irrelevante para su funcionamiento técnico, su objetivo es proporcionar claridad visual a los conductores humanos sobre cómo proceder.
Beneficios: menos retrasos en el tráfico
Simulaciones computarizadas del estudio mostraron que el aumento de vehículos autónomos reduce los retrasos de manera notable. Cuando solo el 10% de los vehículos en una intersección eran autónomos, los retrasos se reducían en un 3%. Con un 30% de vehículos autónomos, la disminución alcanzaba el 10,7%.
La inteligencia artificial utilizada por los AV es mucho más eficiente para gestionar el tráfico que los semáforos tradicionales, al optimizar las secuencias de paso y minimizar los ciclos de parada y arranque. Esto permite un tránsito más rápido y ahorros tanto en tiempo como en combustible.
Perspectivas futuras
Aunque los semáforos de cuatro luces aún son un concepto a largo plazo, los investigadores se muestran optimistas sobre su viabilidad una vez que los vehículos autónomos sean una realidad más extendida.
En Europa, el Reglamento General de Seguridad de Vehículos, en vigor desde julio de 2022, ya establece un marco legal para los vehículos autónomos, incluyendo sistemas avanzados de asistencia al conductor y regulaciones que permiten el desarrollo de niveles 3 y 4 de automatización, como robotaxis y transbordadores urbanos. Además, países como España trabajan en normativas nacionales para facilitar la integración de estos vehículos en sus sistemas de transporte.
La implementación de esta tecnología podría marcar un avance significativo en la gestión del tráfico, ofreciendo soluciones más eficientes y sostenibles.