Implante de chip en el cerebro. ¿Y ahora qué?

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El multimillonario tecnólogo Elon Musk ha dado un paso significativo en su ambiciosa visión de fusionar tecnología y biología. Recientemente, el influyente empresario anunció que su empresa Neuralink ha implantado por primera vez su innovadora interfaz cerebro-ordenador en un ser humano.

Según Musk, el receptor del implante “se está recuperando bien” y los resultados iniciales han mostrado una “prometedora detección de picos neuronales”, un indicador de actividad eléctrica en las células cerebrales. Pero ¿es este el primer implante de un chip en un cerebro humano?

Neuralink, fundada por Musk en 2016, busca desarrollar tecnologías que permitan la comunicación directa entre el cerebro humano y dispositivos informáticos. El dispositivo, denominado Telepathy, consiste en un chip y un conjunto de más de 1.000 electrodos superfinos y flexibles, introducidos en la corteza cerebral mediante un robot quirúrgico de alta precisión.

Estos electrodos están diseñados para registrar pensamientos relacionados con el movimiento. Musk pretende que estas señales neuronales puedan ser traducidas por una aplicación para controlar un cursor en una pantalla o producir texto. “Imagina que Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo”, explicó Musk.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó los ensayos clínicos en humanos para Neuralink en mayo de 2023. En septiembre, la empresa anunció la apertura de inscripciones para su primer estudio en personas con cuadriplejía.

Este anuncio no sorprendió a los neurocientíficos. Musk, el hombre más rico del mundo, “dijo que lo iba a hacer”, indicó John Donoghue, experto en interfaces cerebro-ordenador de la Universidad de Brown. “Había hecho el trabajo preliminar, construyendo sobre los hombros de otros, incluyendo lo que hicimos a principios de la década de 2000”.

Las ambiciones originales de Neuralink, descritas por Musk en 2016, incluían la fusión de cerebros humanos con inteligencia artificial. Sus objetivos más inmediatos están alineados con teclados neuronales y otros dispositivos que las personas con parálisis ya usan para operar ordenadores.

Sin embargo, los métodos y la rapidez con que Neuralink ha perseguido estos objetivos han resultado en investigaciones federales sobre animales de estudio muertos y el transporte de materiales peligrosos. Además, Musk tiene el hábito de sugerir grandes cosas pero proporcionar pocos detalles, según Ryan Merkley, director de defensa de la investigación en el Comité de Médicos por una Medicina Responsable.

“El mayor ejemplo de esto es que no hay información disponible sobre la persona que recibió el implante o su condición médica”, señaló Merkley. “Dependiendo de la enfermedad o trastorno del paciente, el éxito puede verse muy diferente”, añadió.

El cerebro sigue siendo un reto, pero los avances en su conocimiento y el desarrollo de nuevas tecnologías, incluida la inteligencia artificial, nos permiten comenzar a entenderlo mejor.

Aunque Musk y Neuralink han sido muy publicitados por su avance en la tecnología de interfaces cerebro-computadora (BCI), no han sido los primeros en implantar un chip en un cerebro humano. Otros investigadores y organizaciones han hecho desarrollos previos en este campo. BrainGate, por ejemplo, ha estado implantando chips en cerebros humanos desde los años 2000.

El sistema BrainGate, desarrollado por la Universidad de Brown y otras instituciones, utiliza una matriz de electrodos implantada en la corteza motora para permitir que personas con parálisis controlen dispositivos externos mediante sus pensamientos. En 2004, un paciente llamado Matthew Nagle fue una de las primeras personas en recibir un implante de BrainGate, pudiendo mover un cursor en una pantalla de computadora y realizar tareas sencillas.

Lo que diferencia a Neuralink es su enfoque en mejorar la tecnología existente y hacerla más accesible y funcional. La compañía está construyendo sobre la base de investigaciones y desarrollos previos, mejorando la tecnología y ampliando sus aplicaciones potenciales, abriendo nuevas posibilidades para el futuro de la neurotecnología y las aplicaciones médicas.

El concepto de implantes cerebrales no es nuevo. En 1963, el ingeniero neural José Manuel Rodríguez Delgado demostró el control mental directo al detener un toro enfurecido con un botón que activaba un implante en el cerebro del animal, marcando un hito significativo en la fusión de la mente y la máquina.

La estimulación cerebral profunda (DBS), utilizada para tratar la enfermedad de Parkinson, y los implantes cocleares, que permiten a las personas sordas escuchar, son ejemplos de los logros significativos en este campo. Aunque los implantes neuronales podrían algún día aumentar las capacidades de humanos sanos, todavía enfrentan riesgos y limitaciones tecnológicas.

Con un creciente interés comercial y médico, los implantes cerebrales están destinados a ser cada vez más comunes, transformando vidas y redefiniendo lo que significa ser humano.

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